Javier nos ha invitado a participar en un libro de cuentos cuyos beneficios serán para la fundación Vicente Ferrer. Y he elegido este relato corto, que escribí hace ya tres años en mi antiquísimo blog La historia que será. Dentro de tres días, este pequeño relato tendrá tres años, tres maravillosos años con vosotros. Creo que lo volveré a abrir, volveré por aquel maravilloso lugar y volveré a escribir para mi mujer. Gracias a Javier he vuelto a redescubrir mi propio blog, aquel pequeño espacio que se convirtió en mi segundo blog, y que poco a poco fue juntando las pocas lineas que servidor ha escrito alguna vez en su vida. Os dejo con el relato, espero que os guste. La casa. Le parecieron días en lugar de años, el tiempo que pasó allí plantada viendo como sus moradores iban y venían, crecían...se marchaban. Al pié del lago, refrescada cada dia con el rocío de la mañana, viendo alzarse al sol y mas tarde ponerse despacio, como buscando la postura para el descanso perfecto. Alguna vez le habían reparado el tejado, pero nunca había permitido que sus huéspedes pasaran una sola noche a la intemperie. Los quería y amaba...desde pequeños, desde que empezaron a gatear por sus habitaciones. Los había visto crecer a todos...y los había visto irse. Allí con ella, permaneció también el lago, que de vez en cuando le daba un respiro llevándoselos a todos a nadar un ratito. Cuán maravillosos años había pasado...y los recordaba todos y cada uno como si fueran únicos, que los eran, y como si hubieran sido ayer. Eso era lo maravilloso. Lo que ningún humano sabe. Desde el dia de la construcción de una casa, un reloj biológico se pone en marcha hasta el dia que la casa cumple cuarenta años. Es justo en ese momento, cuando toma conciencia de toda su vida y comienza a desprender, por todos sus rincones, recuerdos y añoranzas, alegrías y penas, el momento en que los humanos perciben su história. Es ahí cuando un humano puede, fácilmente, quedarse mirando el rincón mas insignificante de la casa y retroceder quince o veinte años en un instante. Recordar cualquier momento de su vida, revivirla. Es en ese dia, el del cuarenta cumpleaños, aquel en el que una casa pasa a ser hogar, ese en el que vivir en ella deja de ser lo que había sido...cuando sus moradores pasan a ser parte de ella msima, cuando los recuerdos de todos ellos se funden en uno solo. Sí, habían pasado cuarenta años. Escrito hace ya mucho tiempo por Antonio Esteve

2 Comentarios:

    Toni que maravilloso cuento...

    Quedé encantada con esta parte:

    "Desde el dia de la construcción de una casa, un reloj biológico se pone en marcha hasta el dia que la casa cumple cuarenta años. Es justo en ese momento, cuando toma conciencia de toda su vida y comienza a desprender, por todos sus rincones, recuerdos y añoranzas, alegrías y penas, el momento en que los humanos perciben su história."

    Cuanta verdad....

    Un beso!

    Me alegra que te haya gustado Ivana...jejej. Tres años tiene el relato y lo he tenido que retocar un poco. Ya ves, con el paso del tiempo uno comprueba que la literatura no es lo suyo...jejejeje

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