Seis meses nos ha durado la alegría. Seis meses en los que logré sumarme a esa inmensa lista de Españoles a los que la crisis no golpea. A esos a los que posiblemente solo les roce. En este tiempo he visto que hay varios tipos de personas conviviendo entre nosotros al mismo tiempo.

Los primeros son aquellos que no son conscientes de lo que en ese momento tienen, un trabajo que desempeñar.

Son éstas de ese tipo de personas que viven enceradas en una burbuja alejada de la realidad. Esas que ves refunfuñar mañana y tarde en el trabajo porque se creen ninguneados por sus jefes o compañeros. Esas que aún con la crisis que nos hunde en la miseria, son tan necios de creerse que en caso de quedarse en el paro van a encontrar trabajo enseguida. Esas que lejos de aceptar que pueden ser felices, al menos mientras dure la marea, son obcecan en chulerías y aspavientos encaminados hacia sus jefes.

Son de ese tipo de personas que se crecen ante el nuevo y despotrican sobre todo y sobre todos al mismo tiempo. Los que insultan, faltan y hacen de su insatisfacción laboral su bandera. De esos, justamente de esos, que se creen a pies juntillas que los empresarios los explotan y que sin ellos los segundos no serían nada.

Yo mientras escucho en silencio estas divagaciones, solo puedo cerrar los ojos y decirme para mi mismo que gracias, gracias por haberme concedido estos seis meses de trabajo. Los veo tan equivocados, tan errados en sus convicciones, que no puedo más que sentir lástima por ellos. No amigos, está equivocado su razonamiento, sin los empresarios, sin esa gente que se jugó su casa para crear esa empresa de la cual ustedes viven, quienes no serían nada son ustedes.

Pero es inútil razonar con ese tipo de gente. A veces la realidad, esa realidad que nos coloca a cada uno en nuestro sitio, se muestra invisible para quienes desde la ignorancia, pretenden dar lecciones de economía a los demás. Sí los empresarios serán malos y huraños, pero de momento ahí os mantienen, despotricando sobre todos pero con un jornal con el que ganaros la vida.

Los segundos son los que sí que son conscientes de los que tienen.

A éstos hablarles de paro es suficiente para que asome la tristeza en su mirada. Son personas que ven lo que pasa a su alrededor y que comprenden la suerte que tienen. A ellos no hay nada que decirles. Bueno si una cosa:

Sepan ustedes que siendo así como son de conscientes, son un espejo en el que unos cinco millones de parados se miran. La suerte de la fea la quisiera la guapa, dice el refranero popular, la suerte del empleado quisiera el parado, dice la actualidad laboral.

Pero no se crean que de los segundos hay más que de los primeros. Por extraño que parezca, de los segundos hay más bien pocos, mientras que de los primeros están las empresas llenas.

Y los terceros son los parados.

A estos hay poco que decirles. Posiblemente también se los pudiera subdividir en varios grupos, pero no creo que sea ésta la ocasión de hacerlo y tampoco tengo ganas der juzgar, a quienes el próximo día uno de Enero, se convertirán en mis compañeros de viaje en este inmenso crucero por un mar llamado Crisis.

Lo dicho, vuelven las colas del paro a esta casa, y junto a ellas las interminables impresiones de curriculums, los pateos callejeros de empresa en empresa y la desolación por un echo, que aún siendo compartido por unos cuantos millones de compatriotas, no deja de ser un trago demasiado amargo para quien solo en su trabajo es capaz de sentirse realizado

Actualización a las 19h:

Un día después de firmar la carta de despido, y unas horas después también de escribir esta entrada, el jefe me ha parado a la salida del trabajo para decirme que se lo están repensando. Que tal vez no me echen, vamos.

No se si habrá sido mi especial dedicación al trabajo (jejeje), mi conversación con el jefe de tráfico en la que le decía que hoy mismo me ponía manos a la obra en la búsqueda de empleo, o que por alguna extraña razón el jefe utiliza las redes sociales y ha leído el blog. La cuestión es que parece que lo que ayer era decisión irrevocable hoy parece más un pensamiento lejano.

Tres opciones hay según el jefe:

  • Que continúe como si nada.
  • Que me vaya al paro quince o veinte días.
  • O que sencillamente acabe convirtiéndose en realidad la carta que firmé ayer en presencia del jefe de personal.

Cualquiera de las dos primeras será un bonito regalo de año nuevo. La tercera será solo la consumación de un fin de año que se habrá convertido en al prolongación del más malo que he tenido en mi vida y que por tanto se alargará al segundo. Sea como sea, mi intención de salir en busca del trabajo perdido no se ha extinguido. Mañana pongo la directa y me sumo gustoso, aunque fastidiado, a la caravana de los que sin remilgos esperan encontrar su lugar en el que ganarse el jornal.

Un saludo de nuevo.

13 Comentarios:

    Ssssssh... para... que a mi hoy me traen noticias y no sé lo que viene debajo del brazo.

    Antonio... ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos, ánimos...

    ¡De un lector suyo!

    Antonio olvídate de la gente que no se merece lo que tiene, no valen la pena.
    Céntrate en conseguir y luchar por lo que quieres... un trabajo.
    Ánimo y al toro.

    Muchas gracias Ángel, los ánimos siempre son bien recibidos. De todas formas, parece que se ve algo de luz al final del túnel, aunque no sabremos si esa luz existe hasta que no nos hayamos tomado la doceava uva.

    Javier, solo es que esta tarde, al salir a comer, venía escuchando a un compañero decir que estaba harto de este trabajo y me enfurecí, no hay más.

    Nada Toni, que las malas rachas van y vienen, espero y deseo que pronto se acabe la tuya y verás como consigues algo, más insistente que tú no conozco a nadie.

    Muchas suerte amigo te lo deseo de corazón.

    Un abrazo.

    Bueno Tonete, haber si aprecia tu esfuerzo y tenacidad en el trabajo.

    De todas formas, yo te preparo la pesquera a mi ladito por si las moscas.

    Esperemos que reconozcan tus esfuerzos.

    Hasta el Sábado chatín.

    Otra vez no, coño...
    A ver si se lo piensan dos veces que no está la cosa para juegos.

    Piensa en positivo, seguro te quedas.

    Suerte y besucos.

    Bueno, gracias a todos de nuevo.

    Josete, si pasa lo que finalmente parece que acabará pasando, tienes que saber que no soy nada bueno en eso de quedarme callado jejeje. No se si picará algún pescao...¡juas!

    Por cierto Senovilla, dices que soy un tipo insistente y tenaz y que no conoces otro como yo. Siento decir que discrepo. Justo debajo de tu comentario está Josete, que sin duda alguna es para mi una de las personas más sacrificadas, más tenaces, más preocupadas por su familia y más merecedoras de que finalmente no lo echen del trabajo que yo conozco.

    Sin duda, si yo tuviera que colgarle ese título a alguien, el destinatario sin duda alguna sería él. Él sí que es un tipo que lo da todo en todo momento, sin descanso, y sin importarle que al final del día no le quede tiempo para si mismo.

    Un abrazo querido Jose, y ya se, el Sábado en mi casa te daré uno de esos abrazos que no vienen a cuento...pero que te mereces como el que más.

    ¡Vaya, Antonio! No sé qué decirte. Cierto es que en España, como no cambien las condiciones vamos por muy mal camino. Si el dinero no "se mueve" (el de los que tienen, claro) esto no remonta.

    Sólo te conozco por lo que escribes, sin embargo pienso que eres capaz, que tú puedes. Muchísima suerte: ojalá tu jefe se lo piense bien y no tengas que empezar de nuevo.

    Un abrazo. :) Reina

    Pero ¡caramba! Cuando es que va a mejorar las cosas por allá. Que hasta aquí en mi país aparecen unos trabajillos que, aunque no son gran cosa, resuelven lo de la comida y el pago del internet.

    Muchas gracias a todos de nuevo.

    Lamento no compartir tu fe en la clase empresarial española, una de las más inmovilistas de Europa y en general poco dada a algo que no sea engordar sus cuentas. Hay excepciones,como en todo, pero desde luego, ellos son bastante más culpables de muchas situaciones que los trabajadores. En cuanto a tu situación personal, ánimo y espero que al final esa luz sea vista.

    Carpe Diem

    Bueno, de momento Cosecha, el mes en el paro no me lo quita nadie...y con un poco de suerte, tras ese mes, vuelta al tajo. Pero ya sabes, las palabras se las lleva el viento, ese mismo viento que es dueño del mundo según nuestro presi.

    Un saludo y gracias.

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