Los lectores habituales recordaréis que ayer hacíamos referencia a un artículo de Antonio Sanjuán a cuenta de la introducción de los portátiles y dispositivos para responder en clase sin necesidad de hablar en las Universidades Navarras.

Pues bien hoy he encontrado en otro buen blog como el de Gran Angular, la antítesis de esta primera irrupción de la tecnología en las aulas. Si bien al principio quedamos en que ésta pasaba por encima de la enseñanza, con la actuación de este estupendo profesor observamos cómo se puede poner la misma al servicio de ella sin que se menoscabe la razón de ser de ninguna de las dos en absoluto.

Y así quedamos en que la conclusión a la que deberíamos llegar todos es que la tecnología será bienvenida en las aulas y cumplirá con su objetivo final si ésta está al servicio del profesor, en lugar del disfrute del alumnado.

En el vídeo se ve claramente cómo los alumnos permanecen fieles al rol de siempre, sentados y atentos a lo que el profesor dice, mientras éste utiliza las nuevas tecnologías para facilitar el aprendizaje del alumnado. Ellos no utilizan la tecnología, lo hace él, y por tanto se benefician de ella ya que no los entretiene, les enseña.

Pienso que tal vez gobierno y autoridades de las universidades deberían perder un poquito de su tiempo en ver este tipo de ejemplos aplicados en la vida real para darse cuenta de hasta qué punto están equivocados en sus presunciones tecnológicas. Repito…solo tal vez.

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