Hay miles de cosas que los bloguers decimos que los medios tradicionales hacen mal. Desde un posicionamiento exagerado hacia un lado concreto del cuadrilátero, hasta una manipulación repugnante de las noticias a dar. Pero si había una cosa, una sola que éstos hacían bien y que nosotros, los que nos creemos el látigo de la conciencia periodística, hacíamos mal, era la de no caer en el onanismo de crear decálogos para que otros periodistas aprendieran a realizar bien su trabajo.

La blogosfera, si por algo se ha caracterizado, es justamente por la capacidad de ésta para generar contenidos repetitivos en los que se hablaba de sí misma. La generación de decálogos mediante los que se pretendía que todos escribieran de tal o cual forma, el agotamiento del método de la retroalimentación para generar miles de artículos que acababan diciendo lo mismo que antes y que eran tomados por nuevos de manos de quienes ya habían escrito o dicho lo mismo en sus bitácoras, hacía que la blogosfera en sí misma careciera de la seriedad, el rigor, y el aplome necesarios para ser tomada como lo que finalmente es, una fuente de inspiración y un termómetro preciso que nos indica el pensar real de los cibernautas, al menos los dospuntocertistas.

Y e te aquí que de golpe y porrazo me encuentro con un artículo en la Tribuna de El País en la que justamente se cae en el error de pretender enseñar, a propios y extraños, el cómo se deben escribir los artículos de opinión para no aburrir al lector.

los diez mandamientos

El mismo problema, la misma falta, el mismo onanismo característicos de la blogosfera, han llegado para sacudir también a la vieja escuela. Lástima le tengo a sus lectores si tienen que aguantar a partir de ahora decenas y decenas de decálogos día sí y día también...

3 Comentarios:

    Anónimo el 23 de agosto de 2010, 13:15 dijo...  

    Me parece que lo único que se salva es lo de no aburrir al lector, el resto son sentido común y personalidad.

    Salu2

    Anónimo el 23 de agosto de 2010, 17:32 dijo...  

    ¡Ers! Igual fue al revés. Ese onanismo nos lo trajimos desde los medios tradicionales, como nuestros referentes, hacia la blogosfera.

    :)

    La gran diferencia es que en los medios tradicionales opinan los cuatro eruditos de siempre, tú sólo escoges el color del erudito. Y en la blogosfera opinamos tú y yo. Y te pregunto una cosa. ¿A quien no le jod... que vinieran un par ciudadanos comunes y se pusieran a escribir, robando lectores y $$$ a sus bolsillos?

    XD

    Markos, como todos los decálogos de la blogocosa jejeje

    No lo creo Angel, yo no recordaba un artículo así en un periódico de tirada nacional jajajaj

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