Miren, desde hace mucho tiempo soy un férreo oponente a esa vena dialogante que el Gobierno de la Ministra Sinde ha convertido en estandarte de su sino particular de hacer las cosas. Esta misma mañana he publicado un post en el que me preguntaba cómo demonios este gobierno había logrado que se manifestara un ente abstracto como el internauta en una mesa de negociación en la que se debatía una ley que nos afecta a todos por igual. No he tenido respuesta alguna.

Yo se que la gente que se hace pasar por defensores de los internautas lo hacen lo mejor que saben.

Allí hay algunos que gozan de una supuesta autoridad en la blogosfera como son Enrique Dans, David Bravo, Julio Alonso, David Maeztu o Ricardo Galli.  Personas que por más que nos neguemos a reconocerlo, son emprendedores que han convertido su afición internauta en su forma de vida. Personas que saben hablar y expresarse como pocos y que debido a la juventud de la era blogosférica, han adquirido una relevancia que en mi modesta opinión está sobredimensionada. Y lo digo porque recuerdo una ley no escrita que dice que normalmente los primeros en llegar se suelen quedar con el puesto para siempre.

Se que no debe ser sencillo pleitear con personas que están más que acostumbradas a las reuniones interminables y las lecturas de espesos artículos contractuales y demás zarandajas escritas en letra minúscula que se convierten finalmente en normas de convivencia que afectan a los millones de ciudadanos que vivimos en este país. Lo se. Y comprendiéndolo aún no atino a discernir porqué misteriosa conjunción cósmica decidieron aceptar esa sorpresiva invitación que desde el Ministerio de Cultura se les hizo hace meses.

Durante todo este tiempo estos señores, llamados ahora también por lo medios “gurúes de la red”, me llegaron a parecer gente competente que si bien no habían contado con mi opinión a la hora de defender los supuestos derechos irrenunciables de los que soy acreedor, sí que pareció que demostraban un porte y un saber estar frente a los altos mandatarios políticos que en mi caso personal hubiese sido inexistente.

Si todo esto se me hubiese confiado a mi, seguramente la ley ya estaría aprobada y servidor los habría mentado por el mal del que se tendrían que morir todos ellos antes de que me cerraran la puerta en las narices. O sea, que hubiesen hecho lo que les hubiese venido en gana por que yo ni soy político ni valgo para ello.

Estos que hoy se presentan ante la sociedad como los representantes de los internautas en la mesa de negociación, son los mismos que hace años se empeñaban en crear iniciativas en las que el premio gordo eran enlaces que ellos siempre recibían y con los que cimentaban una posición dominante en la blogosfera, que más tarde les ha servido para que hasta desde fuera de la misma se los llame gurús. Fueron los primeros en llegar y por tanto los que más posibilidades han tenido y tienen para quedarse en la poltrona del guruísmo blogosférico.

Y digo que durante todo este tiempo me parecieron gente seria y dispuesta a dejarse la piel en algo que parece que creían, porque hoy esa especie de mito melancólico que habitaba en mi maltrecha y desgastada mente se ha ido al garete con la lectura de los cinco posts que han publicado en los que se excusan y desmienten informaciones que en otros medios se dan y citan (los posts están enlazados con sus nombres, sólo hay que clicar y leer).

O sea, que lo que en el post de esta mañana me temía ha ido y se ha hecho realidad. Ha resultado que estas personas que tan seguras estaban de representarnos y de hacerlo bien, han sufrido en carne propia el error que supone la ingenuidad de presentar papeles a un político.

David mandó un texto a Alex de la Iglesia en el que se intentaba mejorar la ley Sinde asegurando que no estaba consensuado y que en todo caso era a título personal. Éste se lo presenta a algunos políticos y llama por teléfono al primero para decirle que la cosa gusta a los terceros. David entonces llama a los demás para hacerles partícipes de todo y lastimosamente deciden que no pueden acudir a una reunión con el primero para debatir y conocer en profundidad la alternativa.

Y es entonces cuando la inocencia hace acto de presencia y todos se encuentran con el malévolo rumor en la red de que hay un texto consensuado por ellos mismos y el ministerio de cultura que podría facilitar la aprobación de la ley de forma casi inmediata. Los cuartos (los gurús) se echan las manos a la cabeza y comienzan a despotricar sobre los terceros (los políticos), diciendo y asegurando a quien quiere escucharles que ellos no han tenido reunión alguna con el ministerio. El primero (David) está ausente disfrutando de la calle Laurel y resta importancia al maremoto que se está generando con los rumores. Decide que ya publicará “mañana”.

Entonces todos los supuestos gurúes de la blogocosa se lían a escribir posts en los que niegan la mayor, e incluso alguno como Dans se aventura a señalar al primero (David) como culpable de un burdo intento de manipulación.

¿Conclusiones? Estamos siendo víctimas de un burdo e impresentable intento de manipulación. Alguien – puede que David Maeztu, pero no lo sé – ha presentado un documento que los políticos quieren aparentar que proviene “de los internautas”

A lo que el primero (David) responde con un

Hubiese agradecido a Enrique el haberme avisado de lo que quería publicar, al menos para, sabiendo que su intención era dar las explicaciones que considerase, haber podido explicar mi postura desde un principio y de manera directa, y no hacerlo ahora un poco a la contra. Pero como me dijo Enrique tenía que publicar algo inmediatamente. Entiendo que escribir eso le costaba menos que llamarme a mi móvil...

¿Y cual es la conclusión que nos queda de todo esto?

Pues miren, la mía personal es que el gobierno a jugado a papás y mamás con estas personas que lo intentaron hacer bien desde el principio pero que no quisieron reconocer sus propias limitaciones. Han acabado pareciendo lo que realmente son en la política, unos aficionados. Se han pisado los unos a los otros y alguno hasta ha insinuado que otro era culpable de algo (la filtración del documento) cuya autoría parece que cada vez se acerca más a la parte política que a la de ellos.

Una cosa es ser un gurú en la blogosfera y otra muy distinta ser alguien  de relevancia en la vida real. Es de ingenuos pensar que quienes hace tres años se pasaban memes los unos a los otros, se inventaban iniciativas y vendían al mejor postor los enlaces con los que compartir aquel añorado Page Rank que tantos envidiaban, pudieran pasar a jugar en la liga profesional de las reuniones, los borradores de leyes y las puñaladas traperas por la espalda sin temor a salir trasquilados de la experiencia.

Eso sí, la culpa no lo duden señores que la tiene el gobierno.

Y la tiene porque las leyes se discuten en el Congreso y con las personas que las urnas han designado como únicas valedoras de la voluntad popular. Por ponerle la zanahoria delante a estos pobres chavales y hacerles creer que de verdad se les hacía caso. Por haber jugado con ellos para teatralizar una negociación que en ningún caso era real.

Y lo peor de todo, por designar a dedo quienes iban a representar a un ente abstracto como es el internauta, cuando entre éstos mismos existe gente como Pilar Bardem o Alex de la Iglesia que seguramente en ningún caso podrán compartir posturas.

Era muy sencillo  pedirle la opinión a los internautas.

Bastaba con hacer un referéndum. Yo conozco centenares de personas que son internautas y no lo saben. La mayoría el primer programa que se baja es el Torrent. La inmensa mayoría ni siquiera tiene ni Twitter ni blog y sólo conocen facebook. No entran en internet sino a google. Son simplemente personas que entran en la red sin saber muy bien cómo y por donde andan.

Y esos también son internautas señores. No sólo los que escriben en blogs y twitter. No sólo los emprendedores. También la gente llana de la calle que ni siquiera había oído hablar de ninguno de los mencionados en este post. Y ellos se erigieron en sus representantes cuando sólo unos pocos los conocían. Hasta ahí les llegó el ego. Eso es lo que no perdono.

Pd: La historia del tejemaneje de todo este asunto desde la tarde del Viernes la pueden ustedes leer de forma más detallada y profunda en el blog de El País Tranding Topics, de Delia Rodríguez. Y cómo no, ella también llega a la misma conclusión que he llegado yo; les han dado una lección de lo que en realidad es la política.

2 Comentarios:

    Pero alguien se creía que iba a tener efecto la "reunión", cada uno tiene su postura y el que tiene la sartén por el mango es el Gobierno.
    La ley Sinde se aprobará, tiempo al tiempo, cuando se eché más dinero a los nacionalistas (su opinión depende del dinero que pillen). Y lo de la reunión ha sido una pantomina en la que han caído los de siempre (los autodenominados gurús).
    El gobierno lo hará bien o mal pero por lo menos han sido elegidos, pero la otra parte "contratante" por quién han sido legitimados, o la antigüedad y vivir de la red ya es suficiente?

    @Javier pues eso es lo que digo desde hace tiempo. No entiendo cómo se puede haber llegado a escenificar la pantomima de las reuniones de los gurús con la administración democráticamente elegida...

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