Es curioso que uno haciendo zapping caiga de bruces con una verdad que siempre negó y lo que es peor, comprenda que al menos una pequeña parte de las opiniones que vertió en su blog simple y llanamente estuvieron basadas en una falsedad que las acabaría deslegitimando para siempre.

Me refiero a aquello de que los Españoles que fueron a Alemania lo hicieron siempre con un contrato en la mano. Hoy viendo Salvados (no me pregunten cómo acabé viendo semejante engendro sectario) he visto a un descendiente de Españoles inmigrantes en Alemania decir y asegurar que en aquellos tiempos lo normal era que los Españoles llegaran con visado de turista y que tras hacer pie en Alemania se pusiesen a buscar trabajo como cosacos.

¿Deslegitima esto acaso mis opiniones sobre la inmigración? Bueno podría decir que no, pero lo cierto es que si lo hiciera me estaría engañando a mi mismo. Mis opiniones se basaban en una mentira; “los Españoles llegaban con contrato”. La realidad distaba mucho de ello, llegaban con visados. Puede que no todos, puede que no la mayoría, pero sí que lo hacían los suficientes como para que ello fuese una percepción sentida por muchos en aquel país.

Otra cosa que me ha parecido interesante es la reflexión que hace Mariofz en su blog. ¿Sabía yo hace tres semanas que en Egipto había una dictadura?¿Lo sabía de Túnez? De Libia él no lo sabía pero servidor de ustedes sí, aunque ello no le resta vergüenza a haber permanecido impasible durante todos estos años de ignorancia chulesca.

Tienen petróleo, son ricos, viven de subirnos el precio de la gasolina…

Y ello me ha hecho replantearme también otra pregunta. ¿Hasta qué punto estamos legitimados para alegrarnos de su liberación cuando hemos asistido impasibles a su condena durante todos estos años?

Yo me he puesto a recordar todo lo que he podido leer en la blogosfera y los medios tradicionales sobre este tema. Y así, a bote-pronto y sin volver a consultar todo lo que se ha escrito, pareciera que quienes salpicaron de tinta decenas de páginas de papel hablando sobre las revoluciones árabes, sabían desde tiempos inmemoriales que esos países vivían bajo el yugo de una dictadura.

La verdad, yo creo que no lo sabían. Les pilló a contra pié, sin saber qué demonios pasaba y se documentaron en la Wikipedia como todo hijo de vecino. Vieron que los presidentes de esos países se mantenían en el poder durante años y llegaron a la conclusión de que eran dictadores. Y los dictadores son malos, muy malos.

Luego se hicieron la pregunta que todos nos hacemos cuando nos enteramos que en el país que estamos de turistas rige una mano de hierro que amedranta la libertad de expresión; ¿Hay petróleo en este país? U otra un tanto más rebuscada; ¿Qué tiene éste país que lo hace imprescindible para los intereses de Occidente?

Y con ese silogismo de pensamientos encadenados es con el que han trabajado la mayoría de bloguers y periodistas en el caso de las revoluciones. No ha habido ciber-activismos ni conciencias atormentadas. Simplemente ha sido una carrera salvaje por parecer los más escandalizados, los más intransigentes con las dictaduras, los mayores defensores de la democracia del mundo mundial.

He llegado a la conclusión de que saber, lo que se dice saber, no se nada. Pero lo que me atormenta y me quita irremisiblemente el sueño, es que he descubierto que quienes se supone que me informan, saber lo que se dice saber y conocer, tampoco.

Y eso señores míos es una gran putada.

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