ETA ha anunciado un fin definitivo de la lucha armada. Desde el comienzo de los tiempos en el núcleo de la banda se le dio una gran importancia a la semántica de las palabras, por eso “definitivo”, “permanente” y “última generación que vivirá la lucha” nunca quisieron decir exactamente lo mismo. Tal vez habría que esperar un nuevo comunicado en el que lo que se leyera fuese un “nos rendimos incondicionalmente” para que la dichosa semántica retorcida que ellos tan lustrosamente utilizan no volviera a equivocarnos en nuestras conclusiones. Dicho esto, recalco lo que creo obvio; no me creo que hayamos llegado al final. Y mucho menos sin contraprestaciones políticas. Ahí tienen a Bildu como testigo ¿mudo? de lo que digo.

ETARRASPero entonces uno hace una introspección personal y se pregunta a si mismo sin ánimo de mentirse; ¿Cómo creías que acabaría ETA?¿Con un “nos rendimos incondicional”?¿Presentándose ante los cuarteles de la Guardia Civil para entregarse y rendir cuentas a la justicia?¿Entregando las armas por las buenas?

Lo que el cuerpo nos pide, lo que la necesidad de justicia nos implora, es que todos y cada uno de los asesinos terroristas se pudra en la cárcel. Y ahí es justo donde no dejamos que el olvido se apodere de nuestra forma de ver las cosas y no aceptamos que salgan de rositas quienes ayer nos apuntaban con pistolas de 22mm. Es lógico.

Pero entonces uno piensa en ese día, el día del comunicado, e imagina los cuarteles de la Guardia Civil por dentro. Imagina a quienes viven enclaustrados allí brindando con Champan, quitándose una losa endemoniadamente pesada de encima al atisbar un posible futuro sin amenazas terroristas, sin tener que mirar debajo del coche cada día…

Es cierto que ETA miente a sabiendas que nuestra necesidad siempre se sobrepondrá a la justicia. Por muy justas que sean nuestras exigencias, para conseguir la paz habrá que ceder terreno al olvido y comérselo a la justicia. Al menos, si no lo pudimos hacer por todos aquellos que murieron injustamente, sí por todos a los que con esa decisión quitaremos la espada de Damocles que tenían sobre sus pescuezos.

¿Es justo? No. Pero de alguna forma habrá que acabar con esto. La solución para acabar con ellos está en ir a votar. Solo así lograremos su desaparición. La pelota está en manos de los Vascos. Con sus votos eliminaremos a Amiur de la carrera electoral. Sólo con sus votos se conseguirá que los terroristas no estén también en el Congreso de los Diputados.

Si los propios Vascos no votan. Si aceptan que unos terroristas les representen en el Congreso ¿para qué seguir hilando tan fino? Ahora son los Vascos quienes tienen la palabra. Ellos quienes decidirán quien los representa. Ellos quienes de forma democrática podrán derrotar a ETA.

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