Se me ha llenado durante años el blog de arengas a la imparcialidad informativa y la lucha contra la sumisión del periodismo al dictamen de las líneas editoriales de los medios que les pagan el jornal diario. Vistos les hechos con la suficiente reflexión que muchas veces me faltó, he de reconocer que cumplir lo que desde aquí tantas veces se exigió hubiese sido comparable a escupir contra el cielo esperando que el esputo no acabara estampándose en nuestra cara. Un imposible que inocentemente reclamé y que definitivamente tras años de exhortos he de reconocer de imposible cumplimiento.

ManuelJaboisLeyendo la reflexión de hoy de Manuel Jabois me he sentido un completo idiota. Yo nunca quise convertirme en un representante del Observatorio de la Imparcialidad, en un hooligan de los detractores de la información opinada. Yo simplemente quise una información liberada del sesgo político que pudieran tener sus autores. Pero eso, viendo mi propio blog incluso, es complicado de conseguir incluso para alguien que se preste a llamar profesional de la información.

Finalmente he decidido que no es bueno cargar las culpas siempre contra los mismos. Tal vez en lugar de empecinarnos en criminalizar a los periodistas, deberíamos comenzar por zarandear a quienes de verdad meten la tijera y cocinan al gusto del partido que per toca la información que finalmente venden a sus clientes. Meternos con El País, El Mundo, La Razón o Público como adalides de la desinformación, y obviar así las personalización que finalmente acaba criminalizando la labor profesional de quienes al fin y al cabo tienen en sus manos la responsabilidad de actuar como contrapeso a los aparatos mediáticos que rodean al poder establecido democráticamente.

A veces las cosas no son tan sencillas como parecen y en la emisión de nuestros juicios acabamos cometiendo los mismos errores que criticamos. Era hora de hacer una introspección y creo que se lo debía al periodismo en general. Les necesitamos como necesitan los peces del oxígeno que se esconde en el agua. No nos conviene renegar de ellos del mismo modo en que a ellos no les conviene seguir viéndonos como simple ciudadanía que acepta lo que ellos dicen sin contrastarlo.

El periodismo es necesario, lo que tal vez ya  no lo sea tanto son las líneas editoriales.

1 Comentarios:

    A veces las cosas no son tan sencillas como parecen y en la emisión de nuestros juicios acabamos cometiendo los mismos errores que criticamos.

    Lo firmo. ;)

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