Treinta y tres años de gobiernos sometidos a la dictadura de los nacionalismos periféricos, no han servido más que para aumentar su ya de por sí desmesurado sentimiento segregacionista. Taitantos años de gobiernos hincando la rodilla a turnos en presencia de Vascos y Catalanes, no han servido más que para permitirnos asistir despreocupadamente al enésimo desplante de éstos a la Carta Magna. Y además hoy, de propina, nos hemos tragado la butifarra de Izquierda Unida y su negativa a acudir también, junto a terroristas, nacionalistas y demás gente de mal vivir, al acto de conmemoración de la Constitución…

Twitter es también un hervidero de hasgtags que utilizan su efervescencia para sumar más voces a aquellas que hoy lloriquean desconsoladas la vigencia de una Constitución que no les gusta. Una forma como cualquier otra de incitar a la revolución que hoy por hoy está muy de moda. Por su parte los periodistas han abandonado sus despachos y se han venido también al parque temático del pájaro azul en donde han sucumbido a las mieles del personalismo más rancio que jamás inventó el hombre y han convertido su número de seguidores en poco más que el aval ciudadano que necesitaban para mirar por encima del hombro a quienes paradójicamente sí fueron elegidos democráticamente para ocupar sus cargos. Y de paso se han sacado un hasgtag propio (#gratisnotrabajo) que viene a decir algo así como que ellos no se venden por tan poco dinero. Recuerdo también un #sinpreguntasnohaycobertura que feneció sin haber conseguido nada de nada…

Y mientras tanto la ciudadanía bloguera que se supone es crítica e informada se dedica a despotricar sobre una constitución a la que servidor no puede oponerse porque su visión del mundo es demasiado retrógrada para ellos.

Sinceramente, creo que hay demasiado conmigo o contra mi en este mundillo y cada vez veo más radicalizados a quienes se suponía deberían tener el tiento de administrar comedidamente sus incendiarias posiciones…

0 Comentarios:

Publicar un comentario