…de lo que te digan la mitad, y de eso la tercera parte será cierto…

No es suficiente con escuchar este tipo de consejos millones de veces. Ni siquiera lo es haber sido de los que en un momento dado se han atrevido a darlos a terceros. Basta con que la ceguera haga acto de presencia en tus pupilas, para de golpe y porrazo pasar a convertirte en uno de esos pobres diablos que patalean al aire atormentados por la tomadura de pelo de la que acaban de ser víctimas.

Y me rio. Y lo hago porque yo, el que tantas veces se atreve a dar lecciones a otros, escribió el post más equivocado de la historia de los posts en esta misma bitácora y se quedó más ancho largo. ¿No recuerdan cual? Yo se lo digo; Francisco Camps, el político más limpio. Lo se, no hace falta que hagan sangre conmigo ahora, aquel día me cubrí de gloria yo solito.

Un año y pico más tarde estamos intervenidos y se nos dedican artículos desde el New York Times. Visto todo desde la perspectiva de un foráneo que vive alejado de cualquier tic ideológico que pueda comprometer su raciocinio, se estampa en su retina una imagen putrefacta de una CCAA con potencial que acabó convirtiéndose en uno más de los diecisiete cortijos con los que se conforma esa extraña nación llamada España.

Y a eso añádanle las otras grandes equivocaciones llamadas Montoros y Marianos varios. De verdad se lo digo; si hubiese querido que me subieran los impuestos, si de esa elección hubiese dependido mi voto, les puedo decir sin vergüenza que éste nunca hubiese acabado donde acabó. Prefiero Socialistas subiendo impuestos antes que Peperos haciéndolo mientras me recortan derechos sociales a la gana y sin vergüenza.

Pero a lo hecho pecho, que es otro dicho. Votamos PP y ahora tenemos lo que nos merecemos, que es poco menos que lo que deberíamos estar sufriendo por haber caído por enésima vez en la trampa política que reza que hay que elegir el mal menos. No señores, hay que elegir ningún mal, que es lo saludable y bueno.

Nunca antes me había sentido más engañado que estos días. Y por eso creo que Alex no nace. Ve lo que hay por aquí y se lo piensa dos veces. Asoma la cabeza y vislumbra a Montoro dando cuenta de otro recorte, a Mariano evadiéndose de dar explicaciones y a Soraya justificando las decisiones del Consejo de Ministros, mientras los Rubalcabas y demás gentecilla del Congreso se congregan para patalear cínicamente al aire tomándonos por imbéciles, y el pobrecillo se caga en los pantalones que aún no lleva y recula atemorizado porque no sea que se le ocurra salir y le toque pagar un peaje de nuevo cuño destinado a financiar los millonarios sueldos de la gentuza ésta que tan poco se los merece…

Al final, como ven, los culpables de que lleve una semana con déficit de sueño aún cuando el niño no ha decidido nacer, van a ser los mismos que me roban la cartera a diario mientras me piden que los defienda de los sujetos que los martirizan desde el otro lado de la bancada. Ninguno de ellos me devolverá el sueño perdido esta semana. Pero lo que me escuece, lo que me indigna, es que tampoco nos devolverán todos los dineros que se han ganado a nuestra costa…

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